¿Si nos lo hubiesen dicho antes? Carta a mi yo de 5 años
Por Natalia Escobar
Querida Natalia,
Te escribe Natalia, pero con 30 años de diferencia. Hoy se conmemora el día de la mujer. Si bien aún hay quienes lo celebran con rosas y chocolates, no es así en tu entorno. Recordamos a las mujeres trabajadoras a quienes les arrebataron la vida al pretender y aspirar que todas pudiésemos habitar espacios laborales en equidad con los hombres. Lograron, al menos en parte.
Ambas sabemos que te ha tocado crecer en condiciones muy difíciles, que has vivenciado la precariedad que, en un mundo menos hostil, sería inadmisible. Pero este mundo no lo es, no es menos hostil, más bien es violento y desigual. Es ahí en donde surge ese mercado de trabajo por el que has manifestado interés desde muy temprano; porque sí señorita te va a tocar trabajar y no te va a gustar. A tu corta edad tu mamá ya te dice: “hay que estudiar algo para cuando seas mayor no pases por esto”, “yo te pago la educación para que no tengas que vivir lo que yo he vivido”. Se expresa así porque creyó, y a qué costo, que esa es quizás la única forma en que puede protegerte, la única en la que puede intentar cambiar en algo el destino que este mundo desigual, peligroso y violento ya había fijado para ti.
Algunos me preguntan que por qué le escribo esto a una niña de 5 años, que a tu edad de encantamiento son otros los asuntos, otras las palabras y sus formas, pero me parece mejor que desde hoy adviertas el peso de nuestra verdad, que te prepares para un mundo que te quiere empobrecida y sin autonomía, que quiere que vendas tu mano de obra lo más barata posible, que quiere que tengas hijos e hijas en condiciones precarias para que ellas y ellos también tengan que “vender” su mano de obra joven y barata, que además buscará por todos los medios que seas sumisa, que asumas el trabajo doméstico y de cuidados sin cuestionarte y quejarte, y ojalá sonriendo y sintiéndote agradecida todo el tiempo.
Si esto te ha preocupado, descuida, mamá logró que te gradúes del colegio, también de la universidad. No fue fácil, en especial por todas las veces que me dijeron, que te van a decir, que no eras lo suficientemente inteligente, pero ella se esmeró en convencerte de lo contrario. Si tan solo desde tu edad hubiésemos sabido que ella tenía la razón, al menos en eso.
Aprovecho para contarte que entre las opciones que el mundo laboral tenía elegidas para ti, no te ha tocado la peor, sin que esto signifique que sea la mejor. Has “elegido” una carrera académica ––sí, suena aburrido, y a veces lo es, pero recuerda que hay carreras mucho peores––. En los comienzos de tu vida profesional te vendieron la idea de que la carrera académica es lo mejor que puedes hacer porque vas a alimentar el espíritu, y todas esas grandilocuencias de estilo superación personal que suelen usar para justificar pagarle poco a la gente, incluso para no pagarle. Así lograron manipularte durante un par de años. Tardaste en enterarte que esas personas lo que en realidad querían era aprovecharse de ti para que hicieras gratis eso que ellos ya no quieren hacer porque están cansados y la verdad es que nunca fueron esos seres brillantes que decían ser; ganaron dinero con tu esfuerzo y mientras tanto te dijeron que tu pago era valorar y apreciar lo que estabas aprendiendo. Con lo que nunca contaron, y que mamá siempre supo, es que eres ––soy–– inteligente, a pesar de sus intentos por convencerte de lo contrario. Esto te va a pasar con mucha frecuencia, sobre todo porque eres mujer y todo el tiempo van a intentar, y a veces bajo las sombras del respeto, “ponerte en tu lugar” siempre con la cordialidad de “con todo respeto”.
Lamento informarte que por algunos años vas a tener que dictar cursos que no te gustan, vas a tener que hacer revisiones de literatura de temas que poco o nada te interesan o implican, vas a tener que hacer actas y un montón de trabajo administrativo con la excusa de que a las mujeres se les da mejor. No te preocupes que esa Natalia, versión pendeja, obnubilada por dichos del tipo “si consigues un trabajo que te guste, no tendras que trabajar un solo día de tu vida”, se acaba pronto. No obstante, siempre habrá personas deseantes de que asumas más trabajo del que en justicia te corresponde, e intentarán manipularte con sus justificaciones edulcoradas que ni ellos al final se creen. Vas a flaquear, la pendejada a veces regresa, pero te aseguro que encontrarás la forma de quitártela pronto.
Al final tu carrera académica se encaminará a investigar y a denunciar las inequidades que vivimos las mujeres en el mundo. Eso te va a traer problemas, vas a perder amigos; aunque tiene sus ventajas, porque en realidad amigos tuyos no lo eran, siempre te vieron ––nos ven–– como una asistente o una hacedora de café. En el mejor de los casos te otorgan la categoría de “casi hombre”, pero la mayoría de las veces solo te verán como una mujer disponible para seducir. Algunas de tus amigas y colegas incluso se enamoran de esos dizque amigos, otras hasta se casan, ya te enterarás, dizque porque son “intelectuales”.
Como te irás dando cuenta, ser una mujer en la academia es difícil. Te intentarán hacer creer que no das la talla a las medidas que ellos han impuesto, que tus temas son poco relevantes, poco científicos, poco de todo y mucho de nada. Te van a juzgar por ser demasiado joven, te van a decir que te falta mucho, y eso sumado a la estupidez que nos endilgan a las mujeres te hace doblemente poca cosa, hasta que un día de la nada te conviertes en demasiado vieja, y eso te hace una vieja insoportable igualmente poca cosa para sus conversaciones interesantísimas. En cambio, ellos, con el mundo hecho a su medida, siempre asumirán que están en su mejor momento, cuando jóvenes porque tienen toda la energía, cuando viejos porque son sabios y tienen experiencia. Como el juego de la pirinola, con “todos ganan” en todos los lados; te costará entender que ese “todos” pocas veces nos incluye, pues siempre se trata de ellos. Con el tiempo te será indiferente porque hace rato que entendiste que ese pacto machista de hombres con poder no es más que un club de viejos sosos que están enamorados entre ellos y solo son capaces de admirarse entre ellos.
No todo será malo. Conocerás unas colegas maravillosas a las que genuinamente puedes admirar y que ellas genuinamente te van a regresar el gesto. Vas a estar maravillada con su sentido del humor, con sus apuntes inteligentes, sus maneras de hablar. También vas a conocer algunos poquitos, muy poquitos, colegas varones que van a admirarte, a ti y a tus colegas mujeres. Algunas veces les dará la pendejada porque por momentos quieren hacer parte del club de los viejos sosos, pero se dan cuenta rápido que ello solo conduce a la servidumbre. No será fácil, pero habrá que tenerles un poco de paciencia porque salir de esa toxicidad machista no es fácil… Ahí van intentando no convertirse en unos viejos patriarcales insoportables. Quizás en unos años te escriba de nuevo para contarte qué fue de ellos, veremos si sucumbieron a la presión de ser viejos sosos o decidieron ser otra cosa.
Algo importante que has de tener en cuenta: la carrera académica es solo un trabajo más, y como todo trabajo es una mierda. Vas a encontrarte con presiones todos los días, vas a intentar convencerte de que algunas cosas las disfrutas, pero lo cierto es que, como dice el dicho: “trabajar es tan maluco que por eso pagan”. Frente a esto, solo me queda aconsejarte que hagas un buen trabajo en el horario que corresponde, que no hagas de más a menos que lo paguen, y que nunca nunca trabajes para esas vacas sagradas académicas que hace rato se quedaron sin imaginación y solo les resta robarte las ideas y que se aprovechan de la mano de obra de quienes, con ojos de ingenuidad, creen ciegamente en cosas como “dale un pez a un hombre y comerá un día, enséñale a pescar y comerá siempre” o que “al que trabaja Dios le ayuda”. Eso sí, has bien tu trabajo, el que te corresponde, porque si hay un dicho que con dolor en el cuerpo entenderás: “es mejor levantarse a trabajar que a buscar trabajo”.
Bueno, me despido con estas malas noticias, aunque con el tiempo descubrirás la gratificación de la burla como dispositivo crítico/antídoto contra todos esos viejos sosos del mundo. Quiero decirte que he encontrado un gran placer en esa burla porque, aunque nosotras lo que más tememos de los hombres es que nos maten, ellos lo que más temen de nosotras es que nos burlemos de ellos.
Pd: échate bloqueador, toma mucha agua, has ejercicio, y nunca te juntes con gente que crea que el pobre es pobre porque quiere, esos son los peores pendejos.
Nos costó mucho amarnos, pero lo logramos, así que me despido con un te quiero.
Feliz día de la mujer (?)
La imagen fue creada por les editores del blog con IA.
También me gustaría decirle a tu niña que eres una gran mujer. Que no temes hablar en púbico ni decir lo que piensas.