Querencia con que de queja y que se parece a carencia
Por Clara Isabel Hidalgo Romero
Escribí. ¿Por qué no escribís?
Escribí sobre por qué no escribís.
Qué sirirí tan bravo, digo bajito, bien bajito.
Cree que lo hago bien; le gusta mi estilo. Dice que me envalentono hablando, entonces que escriba.
Cree, y quiere, más que yo.
En terapia, el analista le pide a su paciente que escriba sus sueños. Que si quiero hacer terapia, entonces que empiece a escribir, dice.
Ya no sabe qué inventar, digo bajito, bien bajito.
No tengo propuesta ni respuesta, así que le cuento que hace unas noches soñé que mi mamá se moría ahogada en una gran alcantarilla de una calle de NY. Yo había ayudado a otras personas y cuando buscaba a mi mamá para continuar la huida, la veía boca abajo, flotando, empapada. Qué mierda, digo. Asiente con un uhhjuummm casi imperceptible y se acabó el sirirí.
Ahora recuerdo haber tenido este sueño una y otra vez, entre mis 7 y 8 años: mi mamá y yo huíamos de tipos rubios, enormes, con armas igual de enormes y botas negras de muchos cordones. Noches y noches sufriendo. Corría y gritaba sin soltar la mano de mi mamá. Siempre igual. La repetición. Qué pesadilla de mierda.
Sí, todo por andar fisgoneando películas yankis de soldados buenos y soldados malos. La gloriosa globalización de los 90s. Qué cliché. Si pudiera leer esto mi analista imaginario estaría de acuerdo con mi diagnóstico de poco título y mucha pretensión.
Siempre huyendo. Siempre muerte. Siempre mamá. Silencio.
Mi mamá cree que los sueños tienen significado, que son premonitorios de tragedias. Siempre tragedias. Una vez soñó que veía morir a mi hermanito ahogado en un rio y me llamó llorando, devastada: desde esa misma mañana había empezado a esperar que sonara el teléfono y oír del otro lado su hijo está muerto. Yo la escuchaba sosteniendo de mala gana el celular entre el hombro y la oreja mientras pasaba datos importantísimos de un excel a una ppt importantísima en un día de laburo exactamente igual a todos los días que podía recordar un poco conmovida por su llanto y real preocupación pero conteniendo una latente determinación de explicarle lógicamente que nada pueden predecir los sueños en un mundo de fibras ópticas que van y vienen miles de kilómetros ni frente a sus superestructuras y los millonarios y su propiedad privada de noticieros y vidas y vacunas y playas y PBIs y sus amigos políticos y las tablas de excel de importantísima mierda y esa sucia costumbre que tenemos de mirar para otro lado mientras obedecemos y sonreímos complacientes a cambio de 15 días al año y una tarjeta de crédito con cupo acorde al estatus de nuestras deudas interminables pero presumibles ante viejos amigos de la universidad o del barrio y colegas de la ofi mirándonos solamente el ombligo colonizadas sometidas apendejadas repitiendo qué terrible lo que pasa en Venezuela y qué ganas de ir a Miami donde se puede sacar el iphone 74 en la calle lo más bien porque qué mamera acá que no puedo sacarlo tranquila por culpa de los gamines y las ratas con buen ojo para lo ajeno y pocas ganas de ganarse el pan honradamente como los empresarios que esos sí que arriesgan y hacen mucho por el país a pesar de los gobiernos comunistas que en lugar de darles les quita por eso estamos como estamos y no progresamos y si no me voy es porque con todo y eso si elegís bien el barrio acá se vive bien porque gente pobre hay en todos lados pero los de acá son limpios y aprenden como la señora que limpia mi casa que ya le enseñé que tiene que comer en la cocina incluso si el señor de la casa y yo no estamos y nunca se me ha perdido nada y por eso el año que viene voy a empezar a pagarle la seguridad social que no se la pago ahora para que no se malacostumbre y crea que puede venir a pedir más vale que agradezca que le damos trabajo y lo cuide porque con esa gente nunca se sabe. Qué mierda, callo. No, no le dije nada de eso. La consolé con dulces verdades a medias, que son como otros sueños para los que no es necesario dormir. Mentiras a medias que tranquilizan, que alimentan el optimismo pueril cotidiano de quien pone la alarma para empezar un nuevo día, tempranito, porque al que madruga, pues ya se sabe… Terminé la ppt para la kick off meeting del importantísimo proyecto para importantísimos clientes corporativos. Y mi mamá ya no lloraba y mi hermano seguía vivo.
Escribí, vuelvo a escuchar. Escribí sobre por qué no escribís.
Escribo entonces esto. Excitada y rabiosa, ¿con quién?
Su convencimiento es mayor. También su compromiso. Le quiero y le mandaría a la mierda también. Quizá para tener la excusa de ir a buscarle y seguir tras sus pasos, ¿siempre? Seguirle, acompañarle, quererle. Pelearle (sin que se entere) y volver a quererle (de esto sí que se entere).
Qué tierno y agotador es querer, le escribo.
La imagen fue creada por les editores del blog con IA.
Que escrito tan profundo y hermoso.